Con frecuencia, las relaciones personales se acaban por temas que no son tan importantes, por tonterías que se pueden superar con una buena comunicación, mucha paciencia y respeto. En el momento en el que aspiras a que el otro sea exactamente igual que tú, entonces, surge el conflicto al buscar lo imposible: cada ser humano es único e irrepetible.
Es gratificante dar nuevas oportunidades en las relaciones personales, entender que el corazón humano es inmenso y tiene una fuente de bondad inagotable. Por tanto, es un gesto de amor hacia uno mismo aprender a mirar a los ojos del otro desde el respeto que surge del afecto y de la admiración. En el momento en el que pones tu atención en las virtudes del otro y no en sus defectos, entonces, estás en condiciones ideales para poder disfrutar de todo lo bueno que esa relación puede ofrecerte. En cambio, cuando te fijas en los defectos, entonces, te obsesionas con las dificultades.
Dar nuevas oportunidades en las relaciones personales es apostar por la inteligencia emocional de recordar que tú no tienes que tener siempre la razón en todo ya que además, el ser humano necesita de los demás como una fuente de autoestima y reconocimiento fundamental para vivir mejor. Por tanto, anímate a dar nuevas y mejores oportunidades en las relaciones personales, deja de lado lo que ha pasado en el ayer cuando el hoy está todavía por escribir.
Las oportunidades solo se acaban cuando juzgas a los demás desde la desconfianza. Cuando un ser humano descubre desde la humildad la felicidad que siente cuando le dan una segunda oportunidad después de un error, entonces, también se siente más capaz de dar una segunda oportunidad a los demás. El amor es un aprendizaje que se adquiere a través de la experiencia práctica del día a día.
Cada vez que das una nueva oportunidad a otra persona, también abres tu ilusión al amor. Por ello, anímate a dar las gracias a la vida porque la vida tiene mucho que ofrecerte.
Foto – 3Cero