La crisis económica es un fantasma real, es decir, hace mucho daño, especialmente, a todas aquellas personas que tienen en primera persona problemas económicos. La situación se agrava cuando hay que hacer frente a los gastos de una hipoteca o se necesita cuidar de niños pequeños. La crisis ha robado las ilusiones a muchas personas y eso duele porque los efectos de la crisis también se traducen en pérdida de salud emocional y física para todos aquellos que viven una angustia y una agonía en grado máximo.
La crisis económica hiere en lo más hondo de la conciencia pero es importante pensar que la vida avanza, la historia es cíclica y así como existen puntos de oscuridad también existen etapas de luz, en la historia y en la propia vida.
Además, con la proximidad del inicio de un nuevo año es el momento oportuno para dejar atrás a nivel interno todos los pensamientos negativos e iniciar un nuevo capítulo con la satisfacción de saber que siempre estamos a tiempo de avanzar porque dentro de cada ser humano existe un héroe capaz de hacer grandes proezas en situaciones de adversidad. Muchas de esas proezas se hacen por amor cuando, por ejemplo, los abuelos se han convertido en el pilar básico de la familia y sacan adelante a los suyos con todo el cariño.
La crisis económica produce desánimo, falta de motivación, pérdida de expectativas de futuro, cansancio, pesimismo, quejas, desazón, ansiedad, estrés… Cada persona puede experimentar uno o varios de estos síntomas estando en desempleo. También se pueden producir en distintos grados de intensidad.
Con la recta final de año, intenta cambiar tu perspectiva para abrir los ojos al mundo y ver la luz que hay en tu interior porque la vida es maravillosa de verdad por más que las circunstancias, en ciertos momentos, sean adversas. Nadie dijo que vivir fuera fácil pero está claro que merece la pena esta aventura.
Foto – Rincón de Psicología