Halloween es una fiesta muy especial en la que desde un punto de vista emocional todos los adultos pueden volver a ser un poco niños, tomarse la vida con más sentido del humor, disfrutar del presente, olvidarse de sus preocupaciones, aparcar los problemas y los miedos para brindar con los amigos por la vida, por la ilusión y por todo aquello que está por venir. Halloween nos ayuda a relativizar las cosas gracias a la ilusión de un disfraz.
Un disfraz está vinculado con el humor y con la risa porque cuando varios amigos se reúnen en una fiesta, se divierten al observar el disfraz que ha elegido el amigo para ese día. Además, las fotografías también son la mejor forma de inmortalizar un evento de este tipo que es tan especial y que es posible disfrutar de verdad en compañía.
Los recuerdos alimentan siempre nuestra mente y se convierten en un refugio de bienestar constante, por ello, no debes perder la posibilidad de vivir las oportunidades de diversión que se presentan en tu camino y poner en práctica el carpe diem.
Hoy celebramos Halloween y tenemos un puente por delante para celebrar el tiempo de ocio ya sea en pareja, con amigos o con la familia. Pero por encima de todo, Halloween también ayuda a rescatar el espíritu infantil de tantas personas que tienen a su niño interior dormido en lo más hondo de su corazón.
Halloween nos recuerda a cuando éramos niños en los disfraces de Carnaval. Halloween es mucho más a nivel emocional, es decir, es un salto al vacío en el tiempo para volver a ser niños que son felices de verdad, viven su presente y juegan sin tomarse la vida tan en serio.
Hoy es un buen día para volver a ser un poco niños otra vez porque ese niño interior es el máximo símbolo de la felicidad.
Foto – Crece Bebé