Sabemos que el estrés es una respuesta natural del organismo ante situaciones adversas que nos encontramos en la vida diaria, pero ¿qué podemos hacer cuando somos incapaces de controlarlo?
Veamos primero qué ocurre cuando estamos estresados.
En primer lugar, debes saber que mientras el organismo se va adaptando a la nueva situación segrega unas sustancias, la adrenalina, por ejemplo, que generan una serie de reacciones en distintas zonas del cuerpo algunas de las cuales pueden identificarse fácilmente. Así, si te fijas puedes notar que el latido de tu corazón es más fuerte e intenso, que tu cerebro está más alerta y que tus capacidades intelectuales se ven incrementadas. Internamente el flujo sanguíneo se ralentiza y los nervios, los músculos, el aparato digestivo o las hormonas sufren varias alteraciones.
En niveles normales esta reacción es necesaria, pues ayuda a que una persona responda rápidamente a determinadas situaciones. Sin embargo, si este estado es constante el cuerpo se resiente y es cuando podemos hablar de un problema serio de salud. Es posible presentar síntomas físicos, psíquicos y de comportamiento que alteren el desarrollo normal de nuestra vida. Detectarlos a tiempo es importante para evitar esa repercusión en nuestra vida diaria.
Los síntomas físicos más característicos del estrés son las alteraciones digestivas, dolor de cabeza, falta de apetito o ganas desmedidas de comer, cansancio, contracturas musculares, etc. Mientras que los síntomas emocionales pueden traducirse en un insomnio ocasional, ansiedad, irritabilidad, baja autoestima, poco deseo sexual, problemas de concentración, etc. La apatía o la agresividad pueden ser también consecuencias del estrés además de recurrir a hábitos nocivos para la salud, como el alcohol o el tabaco, entre otros.
En cuanto se sientan los primero síntomas hay que acudir a un especialista que nos recomiende el tratamiento adecuado. En homeopatía, una disciplina médica efectiva en los casos de estrés y ansiedad, se suele recomendar el medicamento homeopático Sedatif, que no tiene efectos secundarios ni genera dependencia. Este último aspecto es valorado por muchos expertos y por gran parte de pacientes, ya que significa que además de sentir una mejoría en el estrés que padecemos, vamos a poder dejar el tratamiento siempre que queramos y sin riesgos. En cualquier caso, siempre es recomendable que consultes con un médico homeópata o tu profesional de la salud.